El detector de fatiga es uno de los sistemas avanzados de asistencia a la conducción (ADAS) obligatorios en los coches de nueva fabricación en Europa. Estos avisarán al conductor por medio de una señal visual y acústica, evitando más del 30% de los accidentes de tráfico que se producen en nuestro país, tal y como asegura la DGT.
¿Pero te has preguntado cómo un sensor es capaz de detectar fatiga?
El detector de fatiga funciona analizando la presión ejercida sobre el volante, así como el movimiento de las manos, los cambios de dirección y su brusquedad. Por otra parte, también se analizan los movimientos de la cara, los movimientos de los ojos y su evolución. Estos dos sensores se complementan analizando el tiempo que lleva el motor en marcha, provocando una señal luminosa, acústica y sensorial para que el conductor conozca que es peligroso que siga conduciendo.
Aunque los detectores llevan utilizándose en vehículos desde 1920, cada vez son más funcionales gracias a la inteligencia artificial: entre los más avanzados tenemos los que utilizan el análisis facial o incluso calculan cambios en la dirección de la conducción. Algunos de los consejos para evitar la fatiga el volante son parar cada dos horas para estirarse, beber agua para hidratarse y mantener la capacidad de atención.
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